domingo, 30 de noviembre de 2008

La derecha en el poder no ha sido democratica.



Porfirio Díaz cayó en la tentación de un poder absoluto, no democrático. La Iglesia católica mexicana ha estado siempre en el apoyo del poder, el liberalismo dejó de ser revolucionario.

Cuando Díaz concedió la entrevista a James Creelman se sinceró por primera vez al decir como veía a los mexicanos. Se semtía el buen padre que debía educar a sus hijos, porque estos eran rijosos y no se sabían comportar. No era el pueblo el que debía tener la soberanía de elegir a sus gobernantes, era el gobierno y el Estado quienes deberían velar el buen sentido. Pero a inicios del siglo XX era un dictador cada vez más viejo, cuya edad hacía dudar hasta los obedientes al sistema, si el régimen político garantizaría la paz social una vez que Porfirio muriera.

El liberalismo ya había renunciado a hacer progresar a la sociedad. Su progreso se basaba en la construcción ferroviaria, una red que de manera impresionante cruzaba el territorio nacional, se basaba en la inversión extranjera, en la explotación de los recursos naturales, en los tratos con la Iglesia, en el establecimiento de una minoría beneficiada y el crecimiento de una clase media.

Ayer como hoy el liberalismo se apoyó en la creencia de que el crecimiento económico y en la extensión del mercado eran sufciente como para traer por sí solos el beneficio a la población. Venció el bandolerismo sobre la práctica de asesinarlos, corriendo el "riesgo" de que se fueran inocentes. No fue la justicia, sino la represión pura, lo que terminó "solucionando" al crimen en ese entonces. El liberalismo no apuesta a resolver de fondo los problemas, sino a contener a las clases sociales.

Frente a Creelman confesaba que se sentía el Papá de todos, pero frente al norteamericano, echaba un poco de crema a sus tacos, queriendo dar imagen de "benevolente" al decir que ya les daría la libertad a estos mexicanos. Frente a un periodista que venía de un país que no era una dictadura, que tenía una tradición democrática, Días le dio la nota al decir que había llegado el momento de dejar el poder y que respetaría la aparición de una oposición electoral que contendiera democráticamente, lo vería como una "bendición".

Ya en esos momentos los magonistas se habían batido en combate militar contra el régimen y habían sido derrotados. Expresaban la respuesta de un pueblo exasperado por la crisis de 1905, que había dado las huelgas de 1906 y 1907. Esteban Baca Calderón y los líderes de la huelga de Cananea estaban en San Juan de Ulúa, Ricardo se encontraba a salto de mata en los Estados Unidos. El régimen había logrado barrer a los opositores, pero no sus enseñanzas en los sectores sociales. Sólo la clase media estaba ya en posibilidades de articular a una oposición coherente al régimen.

Curiosamente la Iglesia católica había realizado la contraofensiva contra el radicalismo y fundado la Doctrina Social de la Iglesa. Desde luego no se tradujo en este momento en el Yunque y en la bola de mafiosos y haraganes que ahora conocemos, sino en el intento de la formación de sindicatos, de cajas de ahorro y de cooperativas. Esa veta los llevaría a la formación del Partido Católico Nacional cuya actuación desafortunada al apoyar a la dictadura de Victoriano Huerta, terminó con su propia existencia.

El agravio de Díaz contra los pobres del país era cada vez mayor. Los gobernantes cuando agravian al pueblo, cuando matan a los más pobres porque se atrevieron a alzar la voz, se olvidan de que el Estado es un conjunto de instituciones destinadas a amortiguar los conflictos sociales y que al anularlas y al sacar del juego social a sectores, los inclinan a la rebelión cuando llega el momento. Los muertos de Cananea no son diferentes a los muertos de San Salvador Atenco, los agraviados no olvidan jamás el despojo y a sus muertos, o aprisionados. ¡Siganle echando años a Ignacio del Valle, eso aumenta el agravio y abre las heridas, incuban la rebelión. El Estado debe dar salida a los conflctos sociales, no dejar que se acumulen.

En la sociedad siempre han existido sectores moderados que inclinan la balanza del progreso, Francisco I. Madero creyó a Porfirio Díaz, provení de una derecha moderada que creía en la democracia como forma de gobierno. Madero no deseaba violentar al régimen, pero quería cambios. Había escrito un texto llamado La sucesión presidencial de 1910 libro en el que proponía un proceso de transición democrática después de la dictadura. Su intención era reformar por dentro el porfiriato, sin violencia en una transición pacífica. Pero cuando los cambios dependen del poder y no de la sociedad, el poder solo busca perpetuarse.

Madero emprendió la construcción de una oposición legal pacifica cuyo crecimiento se debió a que e régimen lo menospreciaba. Nadie lo había desafiado pacificamente y por lo tanto confió en que sus mecanismos de control harían a Madero naufragar en el proceso. Pero Madero hizo algo que Díaz no había hecho, tomó el ferrocarril y fue a visitar las comunidades más distantes del país, habló directamente con la gente, les expuso sus ideas. Al final este acto de atención que jamás había tenido un político con la exepción de Juárez, y Juárez obligado por las circunstancias de su huída.

En la campaña, Madero y el Partido Antireeleccionista había levantado de tal manera su candidatura que el régimen de Díaz comenzó a preocuparse. "Cortaron" por lo sano, en el mitín de Monterrey acusaron a Roque Estrada de haber insultado al Presidente Díaz y fueron a arrestarlo, Madero opuso resistencia al arresto de su secretario y ambos fueron a parar a prisión. Las gestiones de la famila Madero, lograron que se impusiera a Madero el arraigo en San Luis Potosí. Madero se enteró en esa ciudad que le habían cometido fraude electoral. Díaz resolvió así su permanencia en el poder.

En política se quieren hacer fórmulas que son válidas en las coyunturas, pero que cuando las coyunuturas cambian ya no son eficaces. Las baricadas, la rebelión, no es una fórmula válida en todo momentoy lugar, pero lo son cuando las condiciones las hacen válidas porque no existe otra salida. No se puede estar descalificando formas de lucha. En San Luis Potosí, Madero entendió que la transición democrática en México no tendría una salida pacífica, por la sencilla razón de que Díaz no había entendido que el Estado es un organismo social destinado a preservar la paz, pero dicha paz no se preserva sin la regulación del propio Estado por la sociedad. La derecha responsable entendió que la única manera de lograr la democracia en el país era la rebelión armada y entendiendo esto, Madero huyó del país y redactó el Plan de San Luis. Llegó en el momento en el que el pueblo de México estaba cansado, los más sorprendidos fueron el Gral. Díaz y la sociedad porfirista. La derecha responsable, asumió más a fondo la responsabilidad, se unió con la izquierda, una vez más para hacer los cambios sociales que requería el país.

CUANDO LA NOCIÓN DE PROGRESO ES APROPIADA POR EL PROPIO SISTEMA.

La gran debilidad del liberalismo mexicano fue pensar que el sustitucionismo político podría llenar el vacío de la acción ciudadana. La sentencia de José María Vigil en torno a que la Libertad de cultos estaba por encima de la voluntad popular, nos llevó a sustituir a los ciudadanos por un ideal que los liberales tenían en la cabeza, cuando la educación y la ilustración penetrara las cabezas de la gente y levantara al México como una fortaleza Republicana.

En el país no se resolvió el problema democrático, la forma de gobierno aristocrática de una clase política asociada al capital extranjero y a los pocos ricos sociales sustituyó la necesaria constitución de una sociedad civil. Por eso, muy probablemente, el liberalismo agotó su potencial progresista y se entregó a la construcción de una dictadura unipersonal.

Como dice François-Xavier Guerra, Díaz sólo volvió a amalgamar los poderes locales con su poder unipersonal como lo había hecho Juárez. No había elecciones, las elecciones fueron una formalidad que cumplían los caciques locales, a los habitantes jamás se les involucró en serio.

Díaz se pensaba como el buen padre, como el padre de una nación a la que debía educar con firmeza, procurandole todos las buenas cosas, por encima de los mecanismos de decisión que podría crear la sociedad.

Por eso importó la ideología política que habría de hacer los cambios que el país necesitaba. Dividió a los viejos liberales con Bernardo Reyes a la cabeza y a los nuevo posiivistas. Díaz siempre jugó al divide y vencerás, por lo que arropaba a ambos y les daba esperanzas. Asi en torno a la Unión Liberal se atrajo a la juventud, mientras que los correligionarios antiguos quedaron de una u otra forma en el ejército. Los propios Tuxtepecanos, los que lo hicieron llegar al poder fueron traicionados. Marginados del poder, olvidados, así terminaron sus antiguos amigos.

Los nuevos positivistas se hicieron de la administración, orientaron la educación del país, construyeron escuelas por la noción de progreso que mantenían. Augusto Comte creó en Francia una filosofía basada en la noción de progreso y destructora de los alcances de la Ilustración. Comte era un católico convencido que pensaba que el asunto relgioso pertenecía a una era, dónde el conocimiento no era el factor explicativo de las cosas, a esa era la llamó la era metafísica, dónde las explicaciones religiosas eran las que imperaban. A esa era se le sobrepondría otra en evolución, la de las ciencias positivas. Se trataba de construir una visión científica del mundo.

La administración de Limantour demostró que la aplicación eficiente de los criterios de administración, podían hacer atrás la corrupción que imperaba en el país. Poco a poco, se suprimió la corrupción de los mandos medios aunque no se pudo suprimir la corrupción de las altas esferas del gobierno. La administración eficiente del Estado, la inyección de inversión extranjera en ramas industriales y sobre todo en los ferrocarriles, dieron un vuelco a la economía nacional y al estado de atraso y destrucción en la que se encontraba el país.

La reconstrucción nacional nunca llegó a las comunidades campesinas, tampoco a la nueva clase obrera que se encontraba en la peor situación laboral. Un estrato de excluídos que soportaban los abusos de una dictadura sin derechos laborales, en una situación de constante despojo y abuso, ante la mirada ciega del régimen que no veía por la situación de una población que crecia y que articulaba una economía nacional en las peores condiciones.

Sólo un puñado de hombres se organizaron en una auténtica oposición. Tanto reyisas como científicos pertenecían al Régimen y la lucha por el poder era una lucha dentro de la sociedad política en el país.

La sociedad civil era incipiente. Grupos aislados de jóvenes estudiantes, abogados de clase media, periodistas no domesticados que hablaban de la verdad que los científicos o los reyistas no se atrevían a decir, por temor a contradecir la imagen de progreso que había construido el régimen.

Así frente a la Unión Liberal que había construido el positivismo para apoyar las reelecciones de Díaz, o frente a los intereses militares de Reyes, la incipiente sociedad civil configuró un partido nacional conformado por una gran red de círculos liberales en el país. Sus dirigentes eran portadores de una nueva ideología que se consolidó en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, los anarquistas. Ricardo Flores Magón daba la vuelta al progresismo liberal y dejaba entrever como el liberalismo era ya inconsecuente con sus postulados e impedía la solución de los graves problemas del país. Al cerrar los ojos, el viejo libealismo cedía la iniciativa PROGRESISTA al nuevo liberalismo, el "liberlismo" del anarquismo, una ideología socialista que apoyaba al campesinado y a la clase obrera. Flores Magón denunciaba:

"México es el país de los inmensamente pobres y los inmensamente ricos. Casi puede decirse que en México no hay término medio entre las dos clases sociales: la alta y la baja, la poseedora y la no poseedora; hay, sencillamente, pobres y ricos. Los primeros los pobres, privados casi en lo absoluto de toda comodidad y de todo bienestar; los segundos, los ricos, provistos de todo cuanto es agradable en la vida. México es el país de los contrastes. Sobre una tierra maravillosa rica, vegeta un pueblo incomparablemente pobre. Alrededor de una aristocracia brillante, ricamente ataviada, pasea sus desnudeces la clase trabajadora. Lujosos trenes y sobrebios palacios muestran el poder y la arrogancia de la clase rica, mientras los pobres se amontonan en las vecindades y pocilgas de los arrabales de las grandes ciudades. Y como para todo sea contrastes en México, al lado de una gran ilustración adquirida por algunas clases, se ofrece la negrura de la supina ignorancia de otras"

En el México de los contrastes, la única forma, quizás era construir condiciones para mejorar las condiciones de la población. Pero el Estado liberal es miope, no considera que el Estado es un mecanismo de redistribución de la riqueza y de canalización de un equilibrio social. Esa incompetencia del Estado terminaría con su destrucción hace casi 100 años, en 1910.

DEL LIBERALISMO AL CONSERVADURISMO, LA MISIÓN CUMPLIDA VOLTEAN LAS COSAS.


La República creó los medios de su autodefensa, el protagonismo del ejército en el triunfo fue uno de los factores claves de la disputa entre las fuerzas armadas y el civilismo. Juárez que en ese momento ya se sentía indispensable, fue incapaz, junto a la sociedad del siglo XIX de generar un sistema de elección democrático. Su carisma fue definitivo para que conservara el poder hasta su muerte, lo mismo que la fuerte derrama que la intervención francesa dejó en México.

Pero la derrota del imperio fue la combinación de muchos factores internos y externos. La respuesta popular, la presión Alemana sobre Francia, el apoyo norteamericano al gobierno juarista y el valor militar de jefes como Porfirio Díaz y Mariano Escobedo.

Recientemente Jhon Holloway analizaba que los factores instrumentales del triunfo en los procesos revolucionarios llevan consigo que para derrotar al poder, sin una cultura desde la base, lleva a los revolucionarios a construir aparatos similares a los que buscn destruir.

Porfirio Díaz fue el héroe de la Batalla del 2 de Abril, fue el que cortó definitivamente la retirada de Maximiliano.

El liberalismo no es por esencia democrático, el partido democratico europeo derivó de las lucha de la clase obrera y sus deseos de reconocimiento del voto universal.

Así bajo el sistema de electores, sin sufragio efectivo, con una clase política acostumbrada a la cargada, y con el menosprecio de los deseos de los habitantes. En un panorama así, la Reforma no fue aterrizada por los civiles, sino por los militares y a la larga, a la muerte de Juárez, Sebatian Lerdo de Tejada sería incapaz de contenerlos.

La Reforma no es un punto de ruptura con el porfiriato, el porfiriato es la continuación de la Reforma bajo una modalidad, la dictadura que fue construyendo Porfirio Díaz. El liberalismo había dado de sí y pronto pasó de ser una ideología progresista y radical, a una ideología conservadora. En todo el mundo, el liberalismo fue, una vez completadas las independencias, un pensamiento que se oponía a los planteamientos democráticos y a una nueva postura progresista, el Socialismo.

Durante todo el periodo de la dictadura de Porfirio Díaz, el socialismo fue la ideología adversaria del porfiriato. Los socialistas mexicanos del siglo XIX fueron fundamentalmente anarquistas y para disfrazar su ideología y contener en algo la represión, formaron el Partido más grande de la oposición, el Partido Liberal Mexicano PLM.

El gobierno por su parte adoptó una nueva forma de ver y defender el poder político, el positivismo mexicano que pugnaba por una administración y un progreso basado en el pensamiento "científico", por lo que recibieron ese mote. Entre los "científicos" y los militares, el poder de Díaz se acrecentó como el gran árbiro de las contiendas y a la vez como el personaje indispensable para el equilibrio del poder. La dictadura de Díaz frente a una sociedad civil débil que era incapaz de detener la reelección y hacer el sufragio un mecanismo efectivo.

sábado, 22 de noviembre de 2008

La derecha ha sido responsable en momentos.

Se pierde cuando tiene que asumir el respeto a la voluntad popular.

El amarillo fue el color del conservadurismo en el siglo XIX, mientras que el rojo fue el color del liberalismo radical. No debemos perder de vista que ambos fueron liberalismos.

El pensamiento de Benjamín Constant empapó las mentes liberales de que era mejor el gradualismo antes que las rupturas violentas y las guerras civiles.

Todos los liberales temían al Pueblo, 1848 fue la oleada que aterrorizó al pensamiento liberal conservador y el surgimiento del socialismo, deslizó al liberalismo paulatinamente a la derecha.

En 1856 conservadores y liberales impulsaron una revolución, la Revolución de Ayutla, encabezada por Juan Álvarez. En la historia mexicana han existido momentos en el que parece imponerse el Pacto Nacional y las facciones, los partidos olvidan sus diferencias, para hacer los cambios necesarios que el país requiere. Así como el PAN y el PRD impulsaron un frente nacional para la reforma política de 1996 y consolidar las organizaciones civiles de regulación de las elecciones, en 1856, 130 años antes, liberales y conservadores se unieron para poner fin a la dictadura de Santa Ana e impulsar una Reforma Constitucional, la necesidad de Reforma de las instituciones era imperiosa y necesaria.

Durante el Congreso Constituyente de 1857, se emitieron el conjunto de leyes conocidas como las leyes de Reforma. Estas leyes constituían los pivotes de un desarrollo del mercado y del capitalismo.

Ley de Libertad de cultos, ley de libertad de profesión, ley de desamortización de bienes ecleciásticos, ley de secularación de panteones, creación el registro civil, etc. El Congreso se dividió no en contra de las reformas, sino en la concepción de la velocidad de como deberían ser aplicadas.

Recordemos que un sector del liberalismo tenía como referentes las rebeliones de 1848, en las cuáles el proletariado europeo se rebeló porprimera vez. Las rebeliones se consideraban como un peligro que podía despertar a un pueblo embravecido y a un proletariado que se podía salir fuera de control.

De esta forma se volvieron populares las propuestas de Benjamin Constant, que propugaba cambios graduales, para evitar que las reformas desembocaran en violentas protestas, revoluciones y guerras civiles. Era el mismo espíritu de la restauración que quería ver en el liberalismo la fuente de las rebeliones y las inestabilidades. Pero en América, como en Europa, si algo demostraban las oleadas libeales de 1820, 1830 y 1848 era que los cambios que el capitalismo y la burguesía habían venido consolidando eran inevitables, y que más bien la contención de Metternich y el Congreso de Viena habían desembocado en los motines de Viena y en la creación de órganos civiles en Praga y Budapest. Pero estos hombres liberalies veían también con horror la rebelión de junio de 1848 en Francia, la primera rebelión proletaria del mundo.

Así Benjamin Constant propugnaba que si los cambios no se podían detener, estos cambios tendrían que ser graduales. Planear a lo largo del tiempo las Reformas, antes que sucediese las guerras napoleónicas y los momentos turbulentos después de la revolución francesa. El gradualismo consideraba que era preferible la Monarquía constitucional, antes de que la República degenerara en Guerras civiles.

Así los conservadores mexicanos no eran propiamente emisarios del antiguo régimen, sino más bien partidario de la contención de las reformas. Sin embargo, su contraparte, el liberalismo radical (rojo) tenía la decisión de llevar adelante la secularización del Estado y la formación de nuevas instituciones.

Estas diferencias concluyeron en la traición de Ignacio Comonnfort y en el golpe del Plan de Tacubaya, cuya pretensión fue abolir las reformas e iniciar un proceso más gradual. El conservadurismo no sólo no detenía los procesos de cambio, sino que violentaba los cambios emergentes en un proceso constitucional de creación de leyes.

De acuerdo al marco jurídico, correspondía al ministro de la Suprema Corte, asumir el poder ejecutivo, ante la indisposición de Comonfort para continuar con la Presidencia. Ese es el acontecimiento que elevó a Benito Juárez un personaje controvertido, pero interesante, a la Presidencia de la República.

No vale la pena aquí reseñar la Guerra de Reforma, el caso es quizás valorar su resultado. Los liberales triunfaron militarmente en batalla de Calpulalpan y con ello dejaron fuera de combate a los liberales en términos internos.

La revancha del liberalismo conservador fue continuar con la idea de lograr la pacificación del país mediante la instauración de una monarqúía constitucional, un error de cálculo que continuaba la idea de Lucas Alamán.

La alianza de los conservadores con Napoleón III y luego con la dinastía austriaca era su única posibilidad y la jugaron. Esa alianza en el extranjero quizás tiene su contraparte en la alianza de Juarez con Lincon después de la guerra civil norteamericana. A Juárez, el Conservasurismo suele acusarlo de haber pactado y entregado el país a los norteamericanos. Pero el enemigo del país estaba aliado con extranjeros, y las posibilidades de sobrevivir eran escasas.

Benito Juárez es una figura controvertida porque la historia oficial lo ha querido hacer héroe y lo ha convertido en una vida ejemplar, propia de la historia plutarquiana de los romanos. Juárez no es un héroe, pero tampoco es propiamente un villano. Fue un hombre de carne y hueso con los defectos que conlleva el poder, poco democrático, en momento autoritario, pero también un personaje que defendió valiente e intransigentemente la República y el gobierno civil.

Juárez es odiado porque fue la cabeza de un liberalismo radical, en ese momento de izquierda, en contra del gradualismo y los conservadores. Los problemas del siglo XIX no pueden ser atribuidos a Juárez, sino a la incapacidad de ambos bandos para dar salida a una Reforma Constitucional concertada. El Conservadurismo es también responsable de intransigencia y de violentar la Ley.

Cuando los bandos no se ponen de acuerdo sobreviene la guerra civil, eso fue lo que pasó en La Reforma del siglo XIX. El gradualismo no fue la fórmula para evitar la guerra, sino la falta de democracia y la posibilidad de construir un Estado en el que se dirimieran las diferencias de la clase política.

Por el contrario, los bandos resolvieron sus diferencias a través de la confrontación y la guerra, parte de este escenario fue la propia inexistencia de una sociedad civil activa, es decir, la ausencia del pueblo como un protagonista civil y ciudadano.

Gonzalbo tiene un excelente texto sobre el caracter imaginario de la ciudadanía en el siglo XIX.

En la sección de la izquierda desarrollaremos la importancia de las leyes de Reforma y en que derivó el curso de la misma cuando siendo derrotados los civiles, triunfaron los militares que apoyaron la Reforma, pero que no supieron dar salida democrática y civil al gobierno.

sábado, 15 de noviembre de 2008

La Alternancia democrática.Una asignatura pendiente entre la izquierda y la derecha mexicana,





Gómez Pedraza ganó las elecciones y Vicente Guerrero no respetó el triunfo, la consolidación del sistema de alternancia y legitimidad de las suceciones, materia reprobada por el liberalismo mexicano.

La desastroza destrucción novohispana y los obstáculos de armoniizar regiones y centralismo.

La imposibilidad de construir instituciones republicanas y el caudillismo como elemento de estabilidad.

Las logias masónicas no son industrias malevolas de la maldad, son simple y llanamente formas de organización del liberalismo político. Después de la derrota del monarquismo, la República eligió a Guadalupe Victoria (Félix Fernández) en la Presidencia de la República y se redactó la primera Constitución en 1824.

El país enfrentó la bancarrota de la Hacienda pública y la Deuda Externa. La debilidad del gobierno, la destucción del Estado colonial y el proceso de fragmentación política del país. La primera prueba de construcción de los bandos políticos en la posibilidad de un Estado fue echada a tierra por la elección en sucesión del nuevo presidente

Las elecciones dieron como ganador a Manuel Gómez Pedraza, quién le ganó la Presidencia a Vicente Guerrero. Manuel Gómez Pedraza había sido un realista que participó en la captura y asesinato de José María Morelos y Pavón. Su ideología eminentemente conservadora no dio satisfacción al bando radical de la independencia que comenzaba a organizarse en una nueva logía, la logia yorkina inspirada en el liberalismo norteamericano. El proceso no fue respetado, por lo que se renunció a la alternancia pacífica del poder y la sublevación dio paso al proceso pacífico, para al final derrocar a Manuel Gómez Pedraza como presidente legítimo.

Vicente Guerrero asumió la Presidencia del país. Sin embargo, la violencia con la que derribó a Gómez Pedraza abrió un periodo de cuartelazos, planes, pronunciamientos que distaban de la construcción de un sistema político estable que permitiera la construcción de un Estado necesario para la estabilidad nacional.

La Constitución de 1824 fue un texto en el papel cuya aplicación se dificultaba, pues a pesar de declararse federalista, la framentación de los intereses regionales y la falta de ejercicio de un pacto autéticamente federal comenzaron a desmoronar al país.

Ante la inestabilidad de la primera mitad del siglo XIX, el peligro de intervenciones como la de Isidro Barradas, que intentaban recuperar para España el territorio, la separación temprana de Centro América, la República conoció momentos de alternada estabilidad basada en el exito del caudillo, la imagen de Santa Ana pesaba ante la insuficiencia de las instituciones y de la posibilidad de un régimen político que alternara pacíficamente el poder.

Antonio López de Santa Ana es el resultado de la ausencia de instituciones liberales fuertes, el rezago colonial que tenía el país por la destrucción económica y social heredada de la guerra de independencia y de la imposibilidad de un sistema político basado en la elección y la trasmisión pacífica del poder. La guerra de facciones, la violencia política de un sector contra otro, Guerrero sería derribado por pronunciamientos conservadores y asesinado, impidieron que el país transitara hacia un régimen político estable.

El caudillosmo de Santa Ana, tampoco fue la solución del país, en la década de los 30 del siglo XIX se separaron los texanos y los yucatecos, el país sufrió la invasión norteamericana que despojó al país de enormes extensiones de su terriotorio.

Fue precisamente la invasión estadounidense la que sacudió a los políticos y a los intelectuales en su momento. El país tenía un destino incierto, Lucas Alamán lo diría de una manera lapidaria: Seríamos víctimas de los bárbaros o los extanjeros.

La crisis de carencia de Estado, movió después de 1847 al liberalismo mexicano a un consenso por el cambio. José María Luis Mora estableció que sin una Constitución Política real, la posibilidad de modernización del país y el país mismo serían imposibles.

Del lado Conservador Lucas Alamán decía claramente que la única posibilidad que tenía el país era la industrialización. Frente a la falta de un régimen de sucesión pacífica del poder, proponía traer a un monarca extranjero que estableciese una dinastía que todos respetaran.

Conservadores y Liberales no eran necesariamente dos bandos como los jacobinos y los girondinos en un primer momento. Más bien coincidían en la necesidad del cambio liberal del país, pero no se ponían de acuerdo en la velocidad con la cual esos cambios debían producirse. La manera como se debía transformar la intervención de la Iglesia, su separación de la vida pública y la creación del Estado laico.

Ambas tendencias temían a las masas, 1848 había producido un pensamiento conservador que propugnaba por el gradualismo, el pensamiento del francés Bemjamin Constant. Recordemos que 1848 en Francia es el año de la rebelón liberal generalizada que restaura la República francesa, pero es el surgimiento de un nuevo actor social, la clase obrera.

No obstante las diferencias en los tiempos y los cambios, existió un consenso común, se requería la construcción de un marco constitucional y tomar medidas para hacer los cambios pertinentes. Pero había un obstáculo, Santa Ana, que pretendía erigirse en Monarca constitucional y había establecido una dictadura contra cualquier posibilidad de cambio.

La Izquierda y la derecha liberal de nuestro país empujaron el cambio, como lo harían en el siglo XX entre 1996y 1997 con la Reforma político del marco electoral. La lección es muy clara, no se trata de suprimir al bando contrario, sino de dar al país lo que necesita. Esta necesidad no puede confundirse con las pretensiones de los bandos.

Por eso la salida a la crisis de la carencia del Estado en la primera mitad del siglo XX, fue la REVOLUCIÓN DE AYUTLA y la instalación del Congreso Constituyente de 1856-1857. La rebelión encabezada por Juan Álvarez, fue la expresión de un sentir consensado entre izquierdas y derechas en ese momento.

sábado, 8 de noviembre de 2008

LA DERECHA MEXICANA SE INCLINÓ HACIA LA RESTAURACIÓN GIRONDINA.

La independencia y el pacto de las 3 garantías era un intento de salvarse del liberalismo español.

Como España desconoció la independencia, optaron por la Monarquía constitucional.

Fueron derrotados y triunfó la república.

El movimiento de la conspiración de la profesa se movió en contra de la posibilidad de que el movimiento de Rafael Del Riego en España y la primera derrora del liberalismo a la monarquía absoluta terminase con la aplicación de la Constitución de Cadiz de 1812. Iturbide y sus partiarios trataban de impedir la aplicación de los preceptos liberales a la Nueva España. Preferible era independizar la colonia, antes de aceptar el gobierno de una monarquía constitucional. Con el capital político que les daba haber encabezado la consumación de la independencia, los partidarios de Iturbide lo proclamaron emperador.

Fernando VII rechazó la independencia mexicana, de la misma forma que todos sus familiares, Iturbide y su fama, se creyeron suficientes para elevarlo al grado de emperador del Imperio mexicano. Pero aquí, como en la actualidad, la legitimidad que acompaña a un emperador, no son sus deseos, ni los de sus partidarios, Iturbide carecía de legitimidad porque no era miembro de la familia real y por lo tanto carecía del linaje que le da la dinastía. Los mexicanos no habían roto con España para regresar a ser gobernada ni por el linaje de los borbones, ni para ser tutelados de nuevo por los españoles.

Entre los problemas de construcción de un gobierno civil, y la monarquía postiza que proponían los monárquicos mexicanos, la correlación de fuerzas en el país, apostó al Congreso, dónde se erigían las representaciones y al gobierno civil.

La disputa entre el Congreso y el "emperador" culminaron con la derrota de Don Agustín de Iturbide y su destierro, su posterior fusilamiento porque desconocía los decretos que le prohibían regresar.

La derrota de los iturbidistas, deslizó al centro a la derecha, pues ahora las cuestiones de gobierno del país no era la vieja disyuntiva entre jacobinos y girondinos, entre el gobierno civil y la monarquía constitucional, sino la forma de darle al país un proyecto, leyes y una dirección.

El consenso de las fuerzas del Congreso, provenían de la tradición de lucha de la independencia mexicana. Los insurgentes y su larga resistencia en las montañas mexicanas no eran una fuerza que se debía despreciar, el pacto mexicano de las tres garantías que postulaba la unión y la independencia había sido sellada por los insurgentes en el abrazo de Acatempan.

Pero los iturbidistas se habían negado a reconocer a los otros, creían que ellos eran los más aptos para conducir el gobierno del país y en apoyarse en sus intereses para hacerlo. Por ello en la oposición a la monarquía aparecerán los nombres que habían continuado la lucha de Hidalgo y Morelos. Nombres como Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria y Antonio López de Santa Ana.

Lejos de una conspiración masona, como la derecha gusta de presentar. Las lógias son formas naturales de agrupación dentro del liberalismo, aparecieron no sólo en inglaterra, fueron los grupos clandestinos que lucharon por el liberalismo en Francia, en Italia, en España. En México el lberalismo español éstuvo representado por la logia escocesa, mientras que el modelo norteamericano, influyente pues fue el primero en diseñar instituciones civiles en el mundo, propició la lógia yorkina, no sólo como una influencia liberal norteamericana, sino como la forma de meter la mano directamente en los asuntos mexicanos, de parte del gobierno norteamericano.

La restauración monarquica y la recuperación de Nueva España como colonia estuvo vigente en la vida nacional con las expediciones españolas contra el gobierno mexicano. La derrota del monarquismo llevó al gobierno civil y al triunfo de la izquierda mexicana liberal con el gobierno de Guadalupe Victoria.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Los desatinos de la ultraderecha.

Por lo regular la Ultraderecha desatina en la propia historia de la izquierda, es como si al hablar de los orígenes del conservadurismo en México, no lo ubicáramos en la primera división independentista entre los realistas y los insurgentes. O bien desconocieramos la oposición del Regeneración de los Flores Magón en el otro extremo de la formación de lo que sería el Partido Católico Nacional.

Es tal su sentimiento de culpa, pues ha coqueteado con la traición al país, que su nuevo paradigma es querer negar que el conservadurismo es una tendencia social, una tendencia que no necesariamente traicionaría al país y que moderaría las propuestas de los progresistas. Pero en lugar de reivindicar su utilidad social, se han metido en un sentimiento de culpa real, porque los conservadores no han hecho un corte de caja, autocriticado las tendencias conservadoras en el pasado y reivindicado una nueva tendencia social. Por México jamás a pasado a la nueva derecha, es la misma y vieja derecha.

Mientras en los Estados Unidos, la derecha es Republicana y proviene de la veta whig o liberal, en México la derecha se enraizó en el pensamiento católico tradicionalista. Por ello una de las grandes dificultades fue que abandono el pensamiento liberal a sus adversarios. En lugar de retomarlos, los ataca en contraposición al oficialismo. La derecha ha tenido el poder en varias ocasiones en la historia mexicana.

Cuando triunfó la independencia, terminaron encabezando la toma de la Ciudad de México cuando el ejercito trigarante entró a la Ciudad de México. En lugar de constituir un poder civil y ubicarse en él, aspiró a convertir el gobierno mexicano en una monarquía constitucional encabezada por el propio Iturbide. Uno de los grandes problemas de la derecha es no intentar incluir a los otros en el gobierno, considerar que con su manpulación puede quedarse con todo. A diferencia de los Estados Unidos dónde el poder civil contempló el sistema bipartidista, los conservadores siempre pensaron que podrían maniobrar con un Pío Marcha para quedarse con el poder.

El propio proyecto de la conspiración de la profesa, contemplaba la eliminación de la izquierda representada por los insurgentes. El Plan, si ustedes recuerdan este pasaje de la historia mexicana, era propiciar desde adentro del sistema a Agustín de Iturbide al sur para combatir a Vicente Guerrero. Eliminar a Guerrero era muy importante para ir solos a la toma del poder. Pero Guerrero echó a perder los planes, porque sabía resistir, era mejor en el terreno e Iturbide no lo pudo eliminar. Esa gran lección, siempre se le olvida al conservadurismo, el pueblo siempre esta presente.

La intención de los conservadores era evitar la aplicación de la Constitución Gaditana que Rafael Del Riego había hecho firmar a Fernando VII. Así que había que derribar a las autoridades españolas y promover a Fernando VII, a un familiar de Fernando VII o a un mexicano elegido por el Congreso, para el gobierno del país. Su acción era evitar la acción del LIBERALISMO español.

Así, como era imposible eliminar a un movimiento insurgente que iba de bajada, se tuvo que pactar con ellos. El Pacto trigarante condensa ese pacto entre la izquierda y la derecha mexicana en ese momento.

Garantizar los privilegios de la Iglesia Católica bajo la clausula de RELIGIÓN. El color blanco de la bandera nacional.

Garantizar los intereses criollos y españoles sin división, pues la guerra de independencia, como todas las guerras había sembrado enconos, acumulado agravios y resentiminentos con quienes se habían negado a la independencia del país. Así el verde era la unión, la unión entre los distintos.

A cambio de estas dos concesiones, se unificaron los sectores sociales en pos de la independencia del país. Formular un sistema poilítico basado en la dinastía y las instituciones coloniales, no fue tan sencillo como los demás pretendían.

Los conservadores a diferencia de los Republicanos norteamericanos, una derecha mucho más progresista, e afianzaro no en e gobierno civil, sino en la monarquía. El gran fracaso de la monarquía mexicana es que no se basaba en el principio de la dinastía española, no había dinastía aquí, así que cualquier hijo de vecino como Itrubide, jamás sería visto como emperador. A esto volveremos en la próxima entrega.