sábado, 18 de julio de 2009

La izquierda social en los 80 y 90, su disociación antes de la Reforma electoral.

La izquierda electoral, nunca debería olvidar, que los grandes cambios en el régimen no fueron producto, ni de su organización política, ni de sus gestiones partidarias y legislativas. Este es el olvido que ha venido descuidando que la única posibilidad que tiene la izquierda electoral actual es resarcir su alianza con la izquierda social y con la propia sociedad mexicana en su conjunto.

Por ello se deben recuperar las grandes luchas sociales del siglo XX. El movimiento ferrocarrilero en 1958 con su bandera de libertad sindical y respeto a los derechos laborales de los trabajadores. 1968 con la demanda fundamental de distribución del poder a la sociedad y a sus sectores emergentes. 1978 como la culminación de un Estado que tuvo que reconocer la diversidad política después de una insurrección armada campesina y estudiantíl en todo el país. 1988 como la demanda social de alternancia en el poder, demanda que se ha prolongado en 2006 con el movimiento lópezobradorista, pero también con las luchas por la legitimidad de los gobernantes y la capacidad de los gobernados para revocar los mandatos de quiénes son malos gobernantes como fue el caso de Oaxaca en 2006 y en Atenco en el régimen foxista.

La izquierda social luchó por la independencia sindical de nuevo en 1975-76 en relación al movimiento electricista y luego en la oleada de protestas entre 1982-1985 contra el ataque a los salarios de los trabajadores por el neoliberalismo.

En 1985 en la articulación del movimiento urbano popular, tras el terremoto del 19 de septiembte de 1985 y posteriormente en la defensa de la educación pública en 1986 con la huelga del CEU y en 999 con la huelga del CGH.

En 1994 con la insurrección zapatista en Chiapas y las movilizaciones por los derechos y la cultura indígena.

En buena medida, la división actual de la izquierda y su crisis actual obedece al olvido que se ha tenido en el trabajo necesario en la izquierda social y al distanciamiento que el PRD ha marcado con movimientos sociales como Atenco, Oaxaca y el de muchos otros puntos del país.

Los chuchos no son otra expresión que la relación perversa de una izquierda acostumbrada a aclientelar, a utilizar y a querer manipular a la izquierda social, para posteriormente capitalizarla en favor de procesos de negociación y posicionamiento político para acumular poder. Este tipo de relación, es la que más daño le ha hecho a la izquierda electoral, pues es vista, con toda razón con desconfianza por los sectores sociales.

La fractura entre la izquierda social y la izquierda electoral, el intento de la segunda de mantener una relación para utilizar a la primera, es en buena medida la explicación de porqué se ha producido una ruptura y un ahondamiento de diferencias, que favorece sobre todo el encumbramiento del centro derecha y la derecha de nuestro país.

La izquierda ha sido la pieza clave en los cambios nacionales, pero parece que no son conscientes de ello. Mientras que en la España republicana la izquierda derrotó a la derecha en el siguiente periodo, en México, existe una notora incapacidad de la izquierda para formar un gran frente nacional que modifique la situación actual.