sábado, 18 de abril de 2020

Las infamias y las calumnias.

Un mediocre de poco pelo

Oscar Ibarra Romero es un mediocre de bajos vuelos. Si uno consulta su basura se encontrará que es una acosador de mi persona desde 2013 un pleito personal y un odio que se produce desde una persona que se rompió desde su infancia y que me odia porque soy una persona con una vida totalmente contraria a la suya. Ahora se la ha dado con calumniar a mi abuelo, que en contraste es una persona respetable, contraria totalmente a lo que él tuvo por familia. Veamos las calumnias: 
Tenemos por otro lado el asunto de Miguel Alonzo Romero, el alcalde de la Ciudad de México conocido como "el asesino de los fierros viejos" por su INCOMPETENTE y criminal manejo de la crisis del agua que azotó a dicha ciudad a principios del siglo pasado. El alcalde Miguel Alonzo Romero FUE UNA FIGURA PÚBLICA DEL PAÍS y por lo tanto sus crímenes son cancha libre para discutir aunque sus nietos y entenados hagan chile con la cola y en especial, ello no le da derecho a dichos entenados a meterse con los abuelitos de foristas que NO SON FIGURAS PÚBLICAS
 Un personaje como Ibarra no busca ni la verdad, ni tampoco investigar nada. Su búsqueda es insultar a mi abuelo por la sencilla razón de que es mi abuelo y el tipo me odia y guarda un resentimiento grande porque me he opuesto a muchas cosas de las que él dice. Menosprecia racistamente a los mexicanos, se siente superior porque es gringo. Odia, envidia porque alguien pueda tener antepasados que se salen de la mediocridad de su medio. Una situación que ni es mi culpa y mucho menos que él envidie que alguien tenga a una persona que es reconocida porque tiene una trayectoria pública en este país. Él siente que porque es pública puede calumniarlo y además inventarse historias. ¿Esto de meterse con los abuelitos, es porque él mismo ha revelado una serie de cosas de los suyos que son realmente historias de escándalo.

Lamento que la familia de él tenga a un hermano de su tipo, provocando a cada rato escándalos en las redes y exponiendo a su familia y su historia familiar al escarnio público. No discutiré sus mentiras, sólo quiero dejar constancia de las motivaciones personales que se han convertido desde hace años en un acoso contra mi persona. Yo ni soy gente de su calaña, ni expondré a sus hermanas a las que he dirigido una carta en este mismo foro.

sábado, 18 de enero de 2020

imposible diálogo

Un síntoma del momento presente.

Difícil sin duda conversar con quienes no escuchan, se hablan a sí mismos y ante la imposibilidad de reproducir honestamente los argumentos del interlocutor, se dedican a fabricar argumentos débiles a modo para de esta manera querer ganar el debate. Eso es profundamente deshonesto y un autoengaño que se produce por mediocridad e incapacidad.

Lo lamentable es que se ha convertido en algo muy común. No son uno, ni dos, en redes abundan como una plaga que va destruyendo foros de discusión o va cancelando grupos en las redes sociales. Los "hombres de paja" son argumentaciones falaces que eluden la discusión de fondo. Lo peor es que algunos de los que la realizan, buscan convencer repitiendo estos falsos argumentos.

Tropiezos

Aunque uno elude a este tipo de personas, ellas se enganchan en tratar de demostrarse a sí mismos la posibilidad de derrotar a los que ellos consideran mejores, pero que tratan de demostrar al público que son inferiores o que su estatura es una falsedad. He escuchado afirmaciones categóricas inverosímiles como argumentos absurdos que jamás he dicho. Cuando tienes una práctica que te permite analizar en profundidad, hay siempre quien sale con palabrerías y baladronadas.

Sin caer en los anatemas Ad hominem, no se puede eludir la reflexión de fondo de que estas personas tienen problemas serios que los impulsan a mentir y a reflejar su complejo de inferioridad. Sus recursos son múltiples como sesgar los argumentos y tratar de defenderse inventando a uno argumentos que jamás uno dice, pero que ellos dicen que uno dice. Es de verdad una auténtica pérdida de tiempo.

Uno sigue, sobre todo si ha sido docente, la máxima de explicar con paciencia y de la manera más sencilla, buscando el argumento de peso y el análisis crítico en los temas. Vivimos sin embargo tiempos de intolerancia donde las personas no escuchan, se escuchan a sí mismos y repiten clichés tan dogmáticos que cualquier persona con un mínimo nivel de análisis evita tropezar.

No perder el tiempo

Lo mejor en este tipo de situaciones, cuando el personaje en cuestión entra en el cretinismo de discutir por discutir; es poner la retirado y evitar ya cualquier tipo de confrontación. Es difícil porque a veces el costo de esta pérdida de tiempo es que estos personajes se enchilan y comienzan a ser verdaderos troles en las redes. No basta decir que uno no quiere discutir. La acción de estas personas es aludir desde lejos e inventar discusiones que no existen. Plagadas de mentiras, medias verdades, falacias, paralogismos y razonamientos circulares. Esta intolerancia es un síntoma de la crisis y la descomposición que vivimos en el tiempo presente.