lunes, 3 de noviembre de 2008

Los desatinos de la ultraderecha.

Por lo regular la Ultraderecha desatina en la propia historia de la izquierda, es como si al hablar de los orígenes del conservadurismo en México, no lo ubicáramos en la primera división independentista entre los realistas y los insurgentes. O bien desconocieramos la oposición del Regeneración de los Flores Magón en el otro extremo de la formación de lo que sería el Partido Católico Nacional.

Es tal su sentimiento de culpa, pues ha coqueteado con la traición al país, que su nuevo paradigma es querer negar que el conservadurismo es una tendencia social, una tendencia que no necesariamente traicionaría al país y que moderaría las propuestas de los progresistas. Pero en lugar de reivindicar su utilidad social, se han metido en un sentimiento de culpa real, porque los conservadores no han hecho un corte de caja, autocriticado las tendencias conservadoras en el pasado y reivindicado una nueva tendencia social. Por México jamás a pasado a la nueva derecha, es la misma y vieja derecha.

Mientras en los Estados Unidos, la derecha es Republicana y proviene de la veta whig o liberal, en México la derecha se enraizó en el pensamiento católico tradicionalista. Por ello una de las grandes dificultades fue que abandono el pensamiento liberal a sus adversarios. En lugar de retomarlos, los ataca en contraposición al oficialismo. La derecha ha tenido el poder en varias ocasiones en la historia mexicana.

Cuando triunfó la independencia, terminaron encabezando la toma de la Ciudad de México cuando el ejercito trigarante entró a la Ciudad de México. En lugar de constituir un poder civil y ubicarse en él, aspiró a convertir el gobierno mexicano en una monarquía constitucional encabezada por el propio Iturbide. Uno de los grandes problemas de la derecha es no intentar incluir a los otros en el gobierno, considerar que con su manpulación puede quedarse con todo. A diferencia de los Estados Unidos dónde el poder civil contempló el sistema bipartidista, los conservadores siempre pensaron que podrían maniobrar con un Pío Marcha para quedarse con el poder.

El propio proyecto de la conspiración de la profesa, contemplaba la eliminación de la izquierda representada por los insurgentes. El Plan, si ustedes recuerdan este pasaje de la historia mexicana, era propiciar desde adentro del sistema a Agustín de Iturbide al sur para combatir a Vicente Guerrero. Eliminar a Guerrero era muy importante para ir solos a la toma del poder. Pero Guerrero echó a perder los planes, porque sabía resistir, era mejor en el terreno e Iturbide no lo pudo eliminar. Esa gran lección, siempre se le olvida al conservadurismo, el pueblo siempre esta presente.

La intención de los conservadores era evitar la aplicación de la Constitución Gaditana que Rafael Del Riego había hecho firmar a Fernando VII. Así que había que derribar a las autoridades españolas y promover a Fernando VII, a un familiar de Fernando VII o a un mexicano elegido por el Congreso, para el gobierno del país. Su acción era evitar la acción del LIBERALISMO español.

Así, como era imposible eliminar a un movimiento insurgente que iba de bajada, se tuvo que pactar con ellos. El Pacto trigarante condensa ese pacto entre la izquierda y la derecha mexicana en ese momento.

Garantizar los privilegios de la Iglesia Católica bajo la clausula de RELIGIÓN. El color blanco de la bandera nacional.

Garantizar los intereses criollos y españoles sin división, pues la guerra de independencia, como todas las guerras había sembrado enconos, acumulado agravios y resentiminentos con quienes se habían negado a la independencia del país. Así el verde era la unión, la unión entre los distintos.

A cambio de estas dos concesiones, se unificaron los sectores sociales en pos de la independencia del país. Formular un sistema poilítico basado en la dinastía y las instituciones coloniales, no fue tan sencillo como los demás pretendían.

Los conservadores a diferencia de los Republicanos norteamericanos, una derecha mucho más progresista, e afianzaro no en e gobierno civil, sino en la monarquía. El gran fracaso de la monarquía mexicana es que no se basaba en el principio de la dinastía española, no había dinastía aquí, así que cualquier hijo de vecino como Itrubide, jamás sería visto como emperador. A esto volveremos en la próxima entrega.

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