martes, 23 de diciembre de 2008

La unidad revolucionaria tras en triunfo de 1914.

Los revolucionarios derrotaron definitivamente a los porfiristas en 1914, con los Tratados de Teoloyucan y el avance de la Obregón hacia la capital.

El periodo de la convención revoucionaria nos enseña mucho. Un país con una revolución tan diversa como la de 1910, no podía caminar hacia la paz sin un pacto nacional Las fuerzas eran disimbolas y la convivencia social requería la incorporación de las demandas sociales en un pacto nacional. Zapatistas, villistas, maderistas, regiones recién integradas como Tabasco y Yucatán, requerían de la incoporación de un pacto nacional, esto fue lo que le dio sentido desde el inicio a la Convención Nacional Revolucionaria.

No eran las mismas demandas de los zapatistas que de los villistas, no se entendían mucho los maderistas con el problema de la tierra y la disolución de latifundios y haciendas, los rancheros del noroeste tenían un sentido diferente a la de los revolucionarios del sur. Por todo esto, la salida tendría que ser una gran reunión nacional en la que se formara un gobierno, la CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA que terminó reuniendose en el Estado de Aguascalientes.

Para la izquierda, es muy importante entender que sin proyecto nacional y caminando de manera fragmentada, todo es un caldo de cultivo para la imposición de las tendencias conservadoras. La clase media obregonistas fue impulsora de la convención, en contra de los deseos del maderismo conservador que desconfiaba no sólo de Villa, también de Emiliano Zapata. Los zapatistas que se habían distanciado del maderismo desde 1911 y habían redactado un Plan propio, el Plan de Ayala que demandaba la restitución de las tierras y llamaba traidor a Francisco I. Madero. Los villistas que desconfiaban de Carranza porque la fuerza de Villa había hecho triunfar la revolución y ahora se levantaba como un fuerte proyecto nacional. Mineros, vaqueros, peones agrícolas seguían a Villa con su ejercito poderoso, el que había derrotado a Huerta en la batalla de Zacatecas.

El ejercito del noroeste, muy importante y disciplinado, con un grupo de revolucionarios con la estatura de Benjamín Hill, Álvaro Obregón y Salvador Alvarado, tenían claro que sin un pacto nacional, sin reformas constitucionales, el país transitaría con mucha dificultad a la construcción de un nuevo Estado nacional basado en la unidad. Carranza, que terminó aliandose con ellos era partidario de modificar lo menos posible para consilidad un México que variando del porfiriato no trastocara la estructura social del país.

Y no eran las únicas facciones, en Michoacán, en Veracruz, los revolucionarios se fragmentaban en una enorme cantidad de facciones que se enfrentaban por el dominio y el control nacional. La Convención Nacional convocada en la capital del país fue un fracaso, por lo que tenían que convocar a TODOS y el sitio designado tuvo que se neutral dónde todas las fuerzas pudiesen llegar, la ciudad de Aguascalientes.

Pero Aguascalientes no fue el lugar dónde las fuerzas llegaran a conciliar un gran pacto nacional. Las recriminaciones mutuas, la lucha por el poder, la animadversión de Carranza con Villa, terminaron por imponer una dinámica de votación en la que triunfaron los zapatistas y los villistas por la fuerza de los votos y marginaron a obregonistas y carrancistas.

La ruptura de la Convención fue el reinicio de una guerra que se resolvió por el enfrentamiento militar de dos facciones, la clase media aliada con la clase obrera, y los hacendados medios; en el otro extremo se encontraban los trabajadores agricolas del norte y las comunidades campesinas de Morelos. Estos últimos conformaron el gobierno de la Convención que fue opuesto al gobierno constitucionalista encabezado por Venustiano Carranza. La correlación de fuerzas era favorable, con cierta facilidad avanzaron hacia la Ciudad de México y la tomaron, mientras que los constitucionalistas se retraían hacia el Golfo de México y la zona noreste del Bajío.

En la guerra no necesariamente triunfan las razones más justas, ni siquiera aquellas que son más revolucionarias. En la guerra, el lenguaje de la violencia hace triunfar a los que son más eficientes. La imposibilidad de un pacto nacional hizo triunfar en la guerra a la facción que mejor se desempeñó en la guerra, en la alianza de los rancheros del noroeste y la clase obrera, con los hacendados medios que ocuparon los campos de tamaulipas y Veracruz, y con los recursos del petróleo, impuestos a las compañías inglesas, lograron tener los recursos suficientes para que Obregón derrotara Villa en el Bajío.

Villa y Zapata colocaron al gobierno de la Convención en la Ciudad de México y celebraro el Tratado de Xochimilco.

Zapata se retrajo al sur y entre 1914 y 1915 efectuó la Reforma Agraria en lo que se conoce en la historia de la Revolución como la Comuna de Morelos. Un periodo de aparente paz en el que las comunidades morelenses se reorganizaron hasta que el triunfo de Obregón en el Bajío, le permitió al ejercito constitucionalista retomar la Ciudad de México y enviar a Pablo Gonzalez a la caza de Zapata.

Villa por su parte, después de su derrota y el reconocimiento norteamericano del gobierno de Carranza, atacó la población fronteriza de Columbus. Esta provocación hizo que el ejercito de Estados Unidos cruzara la frontera hacia el sur para cazar a Villa, una fuerza que se denominó expedición punitiva al mando del Gral. Pershing.

Este mismo general norteamericano sería el que combatiría a los norteamericanos en la Primera Guerra Mundial.

La lucha fragmentada de facciones no ha sido nueva, como hemos visto. La Otra Campaña por un lado, el PRD en el espacio electoral no logran enfrentar a una derecha que se piensa enquistar en el poder. La población, la formación ciudadana es la que debe impulsar la unidad. Si bien la depuración es necesaria, fuerzas como las de Jesús Ortega sólo debilitan el bloque electoral de la izquierda, deben ganarse nuevas fuerzas como la de la Otra campaña, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y admitir una alianza fundamental con los trabajadores a través de un pacto con los sindicatos a nivel nacional. La derrota de la Convención se debió a la decisión de dirimir el conflicto en la guerra y a no tener la suficiente altura para gestar un pacto nacional. Los sonorenses, que serán la facción triunfadora, tenían la visión de contruir un gran Estado nacional y para ello se concentraron en la herramienta fundamental, los cambios constitucionales que requiería el país.

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