domingo, 1 de marzo de 2009

George Orwell y su antiestalinismo





"Doce voces estaban gritando enfurecidas, y eran todas iguales. No existía duda ahora de lo que sucediera a las caras de los cerdos. Los animales de afuera miraron del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo, y nuevamente del cerdo al hombre; pero ya era imposible discernir quién era quién"


George Orwell. La rebelión en la Granja (1)



Es curioso que algunos confunda a Orwell con un anticomunista o que los anarquistas lo asocien a un pensamiento ácrata. La explicación de porqué Orwell se vuelve reacio a las corrientes de burocratización se explica en la propia tradición del pensamiento socialista de los años 30 y particularmente en las críticas del socialismo a la burocratización socialdemócrata. Orwell padeció la persecusión del gobierno británico.



Orwell no parece ser ni antibolchevique, ni anti leninista, sino antiestalinista. Militó en los hechos en las brigadas internacionales, al lado del Partido Obrero Unificado Marxista en la guerra civil española. Por lo que a Orwell no puede considerarsele un anticomunista de ninguna manera.



La burocratización y el elevar élites de hombres por encima de los demás no es sólo una preocupación anarquista, el pensamiento autogestionario también tiene vertientes marxistas. El marxismo, como hemos establecido aquí no ha sido homogéneo, responde fundamentalmente al desarrollo del propio sistema capitalista y expresa también sus contradicciones.



Entre las vertientes de crítica a la burocratización estalinista y a su autoritarismo, tenemos no sólo a los anarquistas, están también los trostkistas, la sociología socialista con Robert Michels y también las diferentes corrientes de la izquierda comunista como Karl Körsch, Anton Pannekoek, Paul Mattick y otros, que no compartieron el hecho de que una élite suplante a los trabajadores en el poder y en contra de ellos mismos. Así lo crítica al estalinismo proviene del pensamiento socialista mismo.



Los planteamientos más recientes pertenecen a John Holloway quién nos plantea que la masa no debe destruir y sustituir el aparato antiguo del poder, de una manera instrumentalista, sino construirlo desde abajo. Es decir comenzar una construcción outsider del poder, fuera de las instituciones que configuran el poder mismo y en contra de los intereses de las clases políticas. Estas ideas inspiraron al zapatismo y la formación de poderes alternos como los caracoles. Sin embargo, las consecuencias que tuvo Atenco, la represión en Oaxaca, nos dicen como el poder impedirá que cualquier poder independiente al suyo será atacado por la violencia.



En México la izquierda no ha podido resolver la difícile ecuación de si marcha por la vía social o por la vía electoral, para otras izquierdas como la boliviana, no es excluyente, para los mexicanos parece que sí.


En México tenemos entonces un avance de la derecha en todos los aparatos, el parlamento, los jueces, el ejecutivo, la izquierda probablemente quedará marginada en el proximo proceso electoral, a pesar del desplazamiento de la derecha por el centro, el PRI. Si bien la izquierda no llegó electoralmente, parte de ese descalabro fueron los llamados de sectores sociales de ella misma a no apoyar al movimiento amloísta. Los resultados de esta acción los tenemos en la manera tan prepotente como la derecha mexicana aplastó Oaxaca y posteriormente ha venido revirtiendo todo cuanto derechos laborales, humanos han tenido en sus manos los miembros de las instituciones mexicanas, todo para arriba y nada para abajo.



El PRI, que poco o nada ha hecho para mostrarnos un cambio real, como diría Lorenzo Meyer, es ahora el beneficiario de un incremento de intención de voto por el que no trabajó, simplemente se quedó inmovil para recibirlo en bandeja de plata. La salida en México no fue ni siquiera como la norteamericana, con un cambio radical de política, sino que la gente elegirá a quienes ni siquiera han tenido que demostrarles nada para favorecerlos.



Recordemos que tras el golpe a las pensiones de los trabajadores y la especulación de su dinero se encuentran los votos priístas, que tras los cobros excesivos de impuestos que sufren los asalariados, se encuentra ese PRI por el que votarán en 2009, que los priístas fueron los que aplastaron a los de Atenco, y también a los oaxaqueños. El PRI sin embargo, recibirá en premio el voto del hartazgo del electorado.



Cierto es que hoy la discusión es si votamos o no, también si el no hacer nada cambiarán poco las cosas. Voltear a América Latina, para acabar con mitos y especulaciones. Argentina, Chile, Boliva y Venezuela no tienen regímenes libertarios, tampoco el Brasil de Lula, pero ellos crecen económicamente al triple de nosotros, porqué han sabido sacudirse el modelito impuesto por el consenso de Washington. La ciudadanización y la construcción del poder desde abajo, sirve poco si no contrapesamos a los de arriba, esa es la ecuación que no hemos sabido resolver.



Orwell se vuelve vigente siempre cuando nos preguntamos ¿A quién encumbramos o a quién dejamos que se encumbren? Si somos incapaces de incidir en las decisiones del poder, seremos responsables de lo que suceda con nosotros.


(1) Orwell G.Rebelión en la Granja. México Ediciones Antorcha 1983 p. 159

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