martes, 23 de diciembre de 2008

El Anaquismo de los Flores Magón fue la primera izquierda socialista en México.

Ricardo Flores Magón encabezó el movimiento más consistente de Oposición Política en contra del régimen de Porfirio Díaz. Al principio lo hizo desde la tribuna periodística, usando la Libertad de expresión como un medio de señalar el estado de dictadura en que vivía el país. El Partido Liberal se conformó mediante un conjunto de clubes liberales en todo el país.
El Regeneración fue un medio pacífico de expresar la crítica contra el régimen de Díaz, sin embargo fue reprimido por la dictadura por su crítica incisiva y consistente. Los anarquistas mexicanos no sólo organizaron prensa y un partido, también se dedicaron a organizar el movimiento obrero y campesino del país.
Estuvieron presentes en la Huelga de Cananea en 1906 y animaron el círculo de los obreros libres en las huelgas textiles del país, durante la masacre de Río Blanco.
Frente al poder imprimieron al periodismo un giro artístico y combativo desde una perspectiva social. El Partido Liberal Mexicano fue la primera organización que exigio modicaciones sustanciales como la reducción de la jornada laboral, la prohibición del trabajo infantil y nocturno a las mujeres, el establecimiento del salario mínimo, el derecho a la organización laboral de sindicatos y el derecho de huelga. Para las zonas rurales exigieron el reparto agrario, la restitución de las tierras a las comunidades campesinas y el respeto a la tenencia de la tierra. "Tierra y Libertad" ese lema zapatista fue postulado por primera vez por los miembros del Partido Liberal Mexicano.
El gobierno porfirista canceló las publicaciones que pasaron del Regeneración, al Ahuizote, el hijo del Ahuizote, el nieto del Ahuizote y muchas otras publicaciones más en las que la represión no sólo incluía el encarcelamiento de periodistas, sino también la destrucción de las imprentas, el encarcelamiento de quienes laboraban en ellas, esta situación inspiraron los artículos sobre la Libertad de Prensa y la prohibición al Estado de destruir y encarcelar a los impresores y hasta los papeleros que vendían el periódico.
Porfirio Díaz pasó de ser un general liberal y revolucionario, a ser un conservador que protegía a los poderosos, que acordaba con la Iglesia para incorporarla a las decisiones del poder, que suprimía los derechos del hombre y del ciudadano por la vía de los hechos.
Esta perdida de orientación progresista, se cubría con un dicursio pseudo científico, el positivsmo en el que desde el poder y desde las instituciones, se podría aparentemente transformar al país sin consultar a la propia sociedad civil. La burguesía incipiente en México, cedía paso a su consolidación en el poder, sin construir un régimen democrático y sin ceder un ápice el poder a las otras clases. Quedaron maginados no sólo los obreros, los campesinos, las comunidades indígenas afectadas por las leyes de reforma, que fueron despojadas de sus tierras por los terratenientes y las compañías deslidadoras.

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