lunes, 29 de diciembre de 2008

La izquierda internacionalista en los 20 y 30 del siglo XX

Después del nacimiento del Partido Comunista Mexicano en 1919, el país se vio influenciado por los militantes de izquierda que huían de las derrotas revolucionarias en Alemania en Italia y posteriormente en la propia Rusia, dónde el estalinismo fue el símbolo de la revolución antifeudal, pero de la contrarrevolución socialista.

En 1927 el estalinismo había sentado sus reales en Rusia expulsando no sólo a León Trotsky, sino depurando el partido de los viejos bolcheviques de la revolución. Militantes como Zinoviev, Kamenev, Bujarin y otros murieron bajo absurdas acusaciones de contrarrevolucionairos. Las conocidas purgas de 1933 fueron el último golpe que desde adentro se le dio a la Revolución de Octubre.

Los revolucionarios vinieron en oleadas a México, primero fueron los italianos que fueron derrotados definitivamente en 1926 y huían del fascismo italiano, posteriormente los alemanes que aunque había sido derrotada la revolución en 1923, Hitler instauró la dictadura en 1933. Fueron los años del auge del muralismo y el sindicato de artistas animado por el PCM. El propio PCM tuvo una posición internacionalista contraria al estalinismo y cercana a la izquierda comunista alemana, tal y como lo relata el libro de Jean Barrot y Denis Authier, La izquierda comunista en alemania.

Las posiciones de internacionalistas de izquierda difieren del trostskismo en varios puntos. La izquierda comunista considera que la revolución socialista conoce periodos u oleadas, dónde el partido esta en posibilidades o no de realizar procesos revolucionarios. Mientras que el trotskismo lleva al extremo la revolución permanente y piensa que la revolución siempre es posible.

La IC postula el trabajo de pequeñas fracciones en momentos no revolucionarios y la construcción del partido orgánico en momentos revolucionarios. Mientras que el trotskismo piensa que es necesario mantener el partido revolucionario siempre, el partido para ellos termina siendo el partido trotskista y por lo tanto la Internacional es vigente siempre, por ello, los troskistas organizaron la IV Internacional.

Las posturas en torno a la caracterización de la URSS difiere también. Los trotskistas sostienen que la URSS fue un país socialista con defectos. Ello los ata al estalinismo. El concepto que utilizan para definir a la URSS se llama Estado Obrero degenerado. Una especie de bisagra en el que el Estado es Obrero cuando se trata de cuestionar el carácter no socialista y es Estado degenerado cuando se señalan hechos inapelables como los gulags, la represión estalinista o los hechos contrarevolucionarios del Estado soviético.

Para la izquierda comunista es claro que el proceso revolucionario de 1917-1923 derivó en una derrota internacional de la clase obrera. La construcción de una revolución antifeudal del estalinismo, la llevó al proceso de industrialización en los dos primeros planes quinquenales y la construcción de un Estado nacional capitalista e industrial. El concepto de la IC es el del capitalismo de Estado. Por lo que la URSS es a partir de los 30 un proceso anómalo en el desarrollo del propio sistema capitalista.


El fortalecimiento del Estado no es para la Izquierda Comunista Socialismo. Por ello la Asociación de Trabajadores Marxistas, que editaban la revista Comunismo rechazaron la nacionalización petrolera como una medida de corte socialista y previnieron sobre las funestas consecuencias para la clase obrera que traería la nacionalización del petróleo en la clase obrera.

No se equivoaron del todo, en los años 40 los petroleros, ferrocarrileros y maestros serían reprimidos por el gobierno de Alemán, y a partir de este momento, el Estado fortalecido reprimiría todo movimiento de carácter popular disidente.

El Partido Comunista Mexicano corrió la misma suerte que los partidos comunistas a nivel mundial. Recibieron la línea de la URSS a través de la Kominform, una vez que la Komintern (Internacional Comunista) fue anulada por José Stalin.

La consigna al PCM fue el de realizar una unidad a toda costa con el Partido de la Revolución Mexicana. Fueron los militantes comunistas los que ayudaron al gobierno a organizar a los petroleros y a muchos sectores de trabajadores y sindicatos de industria. A pesar de ser el PCM la agencia de la Unión Soviética, no fue a la dirgencia del Partido la que se le confirió la interlocución con la URSS. El verdadero embajador de la URSS con el gobierno mexicano y la izquierda fue Vicente Lombardo Toledano. El PCM estaba en un segundo plano.

Con todo, sin el PCM es impensable el avance de la vanguardia artística mexicana. Frida Khalo, Aurora Reyes, Clemente Orozco, Diego Rivera, Siqueiros por mencionar a los más conocidos. Tampoco hubiese sido posible la organización de los grandes sindicatos de industria centrados en la CTM, o la organización campesina sin las Ligas de Resistencia Agraria de Úrsulo Galván.

Pero todo este trabajo se lo apropió el Estado y terminó fortaleciéndolo aún contra la propia izquierda. La razón de Estado imperó sobre la propia izquierda cuando el ungido por el destape presidencial en 1940 fue Manuel Ávila Camacho y no Mugica. De aquí es dónde viene el matrimonio entre el Nacionalismo Revolucionario y la concepción electoral del Partido Comunista, ambas culimarían representando una fuerza nacional, el Partido de la Revolución Democrática.

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