viernes, 5 de diciembre de 2008

El nacimiento de la ultra derecha y el centro contemporáneo.

No fue la izquierda, débil con poca presencia, la que hizo aparecer a la ultraderecha mexicana. La ultraderecha en ausencia de un partido de derecha se opuso a la oposición de centro.

En 1926 la Iglesia católica mexicana entró una vez más en pugna con el Estado mexicano en formación. Primero con Álvaro Obregón y luego con Plutarco Elías Calles, no fueron los "socialistas" concepto ambiguo entre los revolucionarios mexicanos, sobre todo después de la aparición del Partido Comunista Mexicano en 1919, sino el jacobinismo que imperaba en relación a la Iglesia. Así que no fue la izquierda, sino el centro liberal, revlucionario y nacionalista el que se enfrascó en una lucha con la Iglesia corporativa.

La cuestión del Estado laico en la educación quedó saldada con la creación de la Secretaría de Educación Pública y su extensión, que pronto terminó sustituyendo la educación PRIVADA que ofrecia la Iglesia, quién no perdía la esperanza de seguir monopolizándola como lo hizo en la colonia.

En esta pugna, los constituyentes del 17 dieron al Estado armas jurídicas para imponerse. La pugna se escaló en 1925 cuando Calles expulsó al arzobispo por haber realizado declaraciones políticas y la Iglesia en respuesta ORDENÓ EL CIERRE DE LOS TEMPLOS Y EL CULTO por falta de garantías.

La falta de un régimen democrático que había marginado primero al Partido Católico Nacional, que colaboró con Huerta y posteriormente anuló las formas de expresión de las organizaciones civles promovidas por la Iglesia, llevaría a estas últimas a la clandestinidad y a la insurrección armada de 1926 a 1929.

Un régimen democrático hubiese sujetado a la Iglesia a un régimen legal y hubiera optado por asimilar a las organizaciones católicas, pero en el terreno de la formación del Estado, el régimen callista tendía a crear un régimen de un solo bando. De esta forma no sólo se excluyó a la izquierda, a la derecha también y a muchos revolucionarios que fueron asesinados después de la rebelión De la Huertistas y después con la oposición a la reelección de Obregón.

Las organizaciones civiles de la Iglesia se agruparon en la Liga Nacional en Defensa de las Libertades Religiosas LNDLR que estructuró un movimiento civil en defensa del culto católico público y en contra de la aplicación de las leyes en materia religiosa. La falta de un método democrático por parte del gobierno, favoreció un movimiento insurreccional que la Iglesia impulsó y del que después se deslindó.

La guerra fue inevitable entre 1926 y 1929. Los cristeros fueron una población beligerante de importancia militar, que el Ejército Federal combatió con fuerza y energía. De ambos lados se dieron fanatismos y excesos. La presencia del ejército cristero sirvió para que la Iglesia, mejor posicionada negociara, con la intermediación de la Iglesia norteamericana los famosos "arreglos" de 1929, en los que excluyó a los cristeros y en los que obtuvo el proceso de simulación y tolerancia del Estado mexicano hacia la Iglesia católica.

Fue el punto de arranque, que dota de todas sus características a la derecha y a la ultraderecha mexicana. Anti juaristas, anti republicanos, anti socialistas, en favor de la doctrina social de la Iglesia católica, evocadores de la propiedad y la individualidad, contrarios a toda revolucion, opositores al régimen posrevolucionario, simpatizantes de la Falange española.

Las vertientes de los cristeros alcanzan a los Sinarquistas como movimiento civil y paramilitar, al Partido Acción Nacional como fuerza moderada y con aires democraticos y a la ultraderecha mexicana anticomunista de la Organización Nacioal el Yunque.

La mayoría católica de México, la predominancia de una población rural sobre la urbana antes de los años 60, cobijó a estas organizaciones que sentían luchar por el bien, por lo correcto.

El exito del Partido Acción Nacional en la última década del siglo y el fracaso del sinarquismo responde a la poca capacidad de adaptación de éste último a la cultura industrial yurbana que comenzó a tener el país en los años 40.

La mayoría de la población urbana no quería la utopia sinarquista, la cuál además saboteó su presencia civil con el Partido Fuerza Popular, cuyo registro fue cancelado por encapuchar una estatua de Benito Júárez. La falta de vocación democrática del discurso de una clase media rural en decadencia y el mundo de la industrialización terminó dando al traste de un discurso que promovía la acción civil violenta, incluso armada contra un régimen que en 1939 aceptó el registro del Partido Acción Nacional. La debilidad de la derecha era mayor a la de la izquierda comunista, cuyos problemas estudiaremos en detalle en la sección de la izquierda.

Fragmentada en un ala ultraconservadora que después de la cancelación del registro del PFP, se metió en la clandestinidad. Y en un Partido Acción Nacional, impotente para conquistar electoralmente una gubernatura, y que se conformaba con unas cuantas diputaciones y alcaldías en el territorio nacional. Colaboro en gran medida para legitmar el poder.

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