martes, 2 de diciembre de 2008

Madero. La moderación no es el Método Panacea de la Política.



Sin Reforma del Estado, sin transformación social, los conflictos no se resuelven.

La moda de que el centro es la postura más coherente y democrática es errónea. En la política no todo es concertación, cesión, otorgar al rival lo que quiere con tal de tranquilizarlo. Madero apostó a la política de la conciliación y terminó asesinado por aquellos a los que había concedido. La transformación de un país no sólo debe ser un cambio de gobierno, se requiere la transformación del Estado, haciendo un cambio sustancial y de fondo, se requiere un cambio social profundo que lo acompañe.

Las posiciones de centro no son la panacea. Todas las posturas, hasta las más extremas pueden hacer política continuar una guerra o sentarse a negociar. No es cada forma mágica en sí misma, sino la utilización adecuada en el momento necesario.

Madero derrotó al Gral.Díaz, lo obligó a dejar el cargo, para después dejar el país. El triunfo del Plan de San Luis que derogaba el Fraude electoral de1910, que prometía la restitución de tierras a las comunidades campesinas, surgió triunfador con la toma de Ciudad Júárez. El Regimen de Díaz tuvo que negociar, con la cabeza del dictador por delante, sin duda un triunfo político de gran envergadura.

Pero el afán de conciliación y negociación fue entregando concesiones muy importantes contra el movimiento revolucionario. Primero el reconocimiento del Vicepresidente Corral, luego el permitir que el ejército represor permaneciera, que la clase porifirista se integrara al gabinete y dominara el Senado de la República. Concedió contra los suyos, la restitución de la tierra fue postergada, traicionando de esta forma a los campesinos de Morelos y acomodando las alianzas que excluyeron a los Vázquez Gómez, compañeros de viaja y más tarde al propio Pascual Orozco.

Esta foto es histórica por muchas razones. Francisco Vila al lado de Gustavo A. Madero, arrba a la izquierda, sentado en primer lugar a la izquierda Venustiano Carranza, seguido de Francisco Vázquez Gómez y luego Francisco I. Madero, al final Pascual Orozco. Están en Ciudad Juarez, es la foto del triunfo revolucionario. Estos hombres se fragmentarían y pelearían entre sí, el proyecto revolucionario, sin unidad, sin rumbo, con buenas intenciones culminaría con el asesinato de Madero y Pino Suárez en la Ciudad de México.

La derecha porfirista no perdonaría a Madero y muy pragmáticamente lo desplazaría del poder. La derecha no es democrática y recurrió al Golpe de Estado y al asesinato de Madero. Victoriano Huerta respondía a la defensa del régimen y a la resistencia del mismo para no cambiar nada.

Cuando creyendo que ser moderado, Alternativa Socialdemócrata y Campesina dice que ellos proponen, que ellos no construyen barricadas, habrá que decirles. No, no hay fómula mágica en la política, ni método eficiente por sí sólo. Depende del momento histórico, la negociación y el consenso en momentos como el pacto de la Monclova o la revolución gloriosa, la acción armada en la respuesta a Victoriano Huerta o en la Revolución francesa. No existe fórmula existosa para la transformación social aplicada, sin tener en cuenta las condiciones sociales. Se trata de no derramar sangre, pero también se trata de imprimir a la política una eficienca necesaria.

Por ello la discusión de si la resistencia civil pacífica, si el método de desbediencia civil es un método válido. Depende lo que se juega y depende la voluntad de transformación social de las personas. No se puede desechar la resistencia civil. Lo quieren aquellas fuerzas que desean un movimiento civil desarmado, sin efectividad.

La Prensa venal, los intereses de la elite atacaron a Madero de forma similar a como hoy se ataca a López Obrador. Lo tildaron de iluminado y de loco, de incapaz y de farsante, terminaron asesinándolo.

El ataque irracional, no fundamentado, personal como forma de hacer política, evade las discusiones fundamentales, qué es lo que se quiere cambiar y cuál es el método de hacerlo.

La mayoria no podemos ser indiferentes, el movimiento civil es la fuerza fundamental que puede cambiar y lograr la democracia en el país, sin concesiones, sin permitir que quienes se benefician con la falta de intervención de la sociedad, se salgan con la suya.

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